La Estrategia en el fútbol | Entre Bolas
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Muchas veces se confunden los términos de estrategia y de táctica en el fútbol, empleándose como un mismo concepto. Sin embargo son dos cosas radicalmente diferentes. La táctica se asocia con un posicionamiento, formación, siendo básicamente nociones estáticas.

El 4-3-3, el 5-4-1 o el 4-4-2 son ejemplos de tácticas en el fútbol. La estrategia es el complemento de la táctica, es decir cómo se van a mover los jugadores o cómo van a reaccionar ante unas situaciones específicas. Este es un concepto dinámico que engloba los movimientos individuales y colectivos y la filosofía de juego.

Una es más ambiciosa, apuesta por el juego bonito y el control del balón. La otra es más prudente, más rigurosa y se basa en aprovechar los fallos del adversario. Hablaremos de estrategia ofensiva y  defensiva, no obstante ambas comparten el mismo objetivo: Ganar.

La estrategia ofensiva

La estrategia ofensiva se basa en la posesión de la pelota; busca tener el control del balón (siendo esta su primera manera de defender) para cansar al rival y ser el dueño de la construcción del ataque. La rapidez, la precipitación y los riesgos ofensivos pasan a un segundo plano menos cuando se está en frente del arco. En ese instante se buscara sobrepasar el número de defensores mediante desmarques y algún pase entre la línea defensiva por parte de los medios creativos, aumentando de esta manera no solo las opciones de gol sino también  el riesgo de contraataque en caso de pérdida de balón.

El juego se creará mediante pases cortos y seguros que en algunos casos se efectuarán hacia atrás o devolviendo al mismo jugador que dio el pase previo. Se juega con paciencia la pelota buscando el fallo del rival y ensanchando el campo forzando a la defensa adversaria a estar continuamente en movimiento para generar espacios y aprovechar algún fallo de cobertura.

La estrategia defensiva

La estrategia defensiva cede el balón y la iniciativa de juego al rival; su objetivo es reaccionar rápido para aprovechar la perdida de balón y el juego de transición rápido y efectivo.

Se puede interrumpir el juego mediante faltas evitando la creación y fomentando la continuidad y el encadenamiento de las acciones rivales, o realizando una fuerte presión de manera individual o colectiva sobre el jugador que conduce el balón (en especial sobre los más creativos o desequilibrantes) para evitar el juego de pases y provocar las intercepciones de la pelota.

El equipo busca neutralizar la zona de construcción rival juntando los medios y los defensores. Suelen ser equipos compactos que juegan en bloque intentando siempre tener el balón por delante de la media. Cuando se produce la recuperación del balón, el equipo se lanza rápidamente hacia el ataque buscando un juego directo en profundidad, vertical y no tanto en anchura.

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